Una de las mayores amenazas a las que las organizaciones pueden enfrentarse es cuando sus directivos tienen la “presunción” de considerarse expertos y muy conocedores del mercado en el que operan.
El diseño de un plan de marketing implica un análisis exhaustivo de nuestro entorno, de nuestro mercado, de nuestra competencia, de los clientes que aspiramos conseguir, y de nuestra propia organización y sus recursos.
Estas tareas se tienen que realizar con mucha profundidad y sobre todo, con muchísima humildad.
- Las “buenas” organizaciones conocen a fondo su competencia y escuchan constantemente la voz de sus clientes, tratándolos como los “prosumidores” que son. Están abiertas y son flexibles.
- En las “malas”, la asignatura de benchmarking NO preocupa y la experiencia e incluso la existencia (!) del cliente, tampoco.
Sólo conociendo a fondo las necesidades, la dimensión, la ubicación y las motivaciones del mercado que vamos a atender podremos planificar una oferta exitosa.
Por esto, una buena investigación es clave para tener éxito y diseñar nuestro plan comercial sobre una sólida base.
Einstein decía que: “En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”